18 octubre 2006

Otoño

Ayer fue el primer dia de lluvia en el Puerto, un dia húmedo, melancólico, sorprendentemente tranquilo, parece que la gente se asustó y prefirió mirar esas lágrimas del cielo desde casa, abrigada y protegida detrás de sus cristales. Hubo momentos en que no era posible salir, por la de agua que estaba cayendo sin parar, pero por fin pareció que las nubes iban a empezar a agotarse y las gotas se hicierón escasas. Entonces salí, y me gustó el olor a lluvia, tierra y sal marina que había en el aire. Me gustó esa humedad diferente a la del mar, esa impresión de que el mundo había sido lavado, cambiado, resfrecado, y que todo volvía a empezar de nuevo. Esa sensación física de que el verano había terminado, después de tanta calor y sequedad. Y redescubrí el otoño. Hacía mucho tiempo que no lo había vivido, en Madrid el clima es tan extremo que parece que pasas del verano al invierno directamente, y otra vez del invierno al verano, sin transición apenas, sin tiempo previo para adaptarte. A mi me gusta notar los cambios de temporada de otra forma que mirando al calendario, me gusta sentir y seguir el ritmo de la naturaleza, ir cambiando con ella. El otoño es muy bonito y muy suave, te prepara para el invierno, que siempre se hace más pesado y más largo, más frio, más triste, más oscuro. Ayer me di cuenta de que lo había echado de menos.